viernes, 14 de febrero de 2014

Recuerdos de juventud: Mi primer amor

     Hace 17 años me enamoré. Nunca he sabido por qué en ése preciso momento, por qué no había pasado antes, ni me había llamado la atención de ésa manera. Solo puedo decir que sucedió.
      Por esas fechas yo era un adolescente y, como es natural de los primeros amores, dediqué mis horas en idealizar una relación. Me imaginaba siendo aceptado, amado y tratado como los dioses; en mi mente ambos nos entendíamos perfectamente, nos completábamos a la perfección. Ya les digo, una relación ideal.
     Relación que sería inexistente porque, una de las constantes de mi vida, en ésos entonces, era una completa ausencia de valor para encarar los riesgos de obtener lo que deseaba. Entonces me quedé simplemente viendo de lejos.

      
No puedo decir que no me dolió la pérdida, pero lo que más me pesaba era mi propia falta de coraje, saber lo que quería y dejar que se me escapase entre las manos, verme inútil al vencer mis miedos, no poder decir en voz alta lo que por dentro me quemaba; éso era lo que me carcomía y, como todo buen adolescente, me sumió en un período de depresión.
      Pero el destino nos reunió. Pasaron cuatro años para dicho encuentro pero ocurrió. En ésta ocasión la "chispa" que existía, renació con mucha más intensidad. No podía, ni quería que las cosas siguieran siendo meramente platónicas, ya no era un mocoso de 13 años.
      Entré en acción, no directamente ya que mis viejos hábitos no habían muerto del todo, sino a través de otras personas. Casualmente, hacía preguntas clave a gente con más información que yo, con el objetivo de hacerme una imagen más fidedigna, en lugar de la idealizada creación de mi niñez. Así fui aprendiendo todo lo que podía, acercándome, sin arriesgarme al rechazo.
      Llegó un momento, 1 año después (así de falto de coraje era), en que una nueva separación era inminente, ésta vez sería definitiva. Reuní todas las fuerzas que tenía en mi interior, me armé de todo el valor que mi escuálido cuerpo me permitía, tomé una profunda respiración y me lancé a lo desconocido.
      Fui aceptado. Comencé una relación. Una relación que era muy diferente a lo que había imaginado. Es completamente lógico pensar que las cosas no eran tal como las había imaginado, aún así era fabuloso.
     Me encontré con la eventualidad que no todos estaban felices con mi nueva elección. Había quienes querían que terminara. Incluso algunos de aquellos a los que les pedí información en un principio, estaban en contra de mi decisión. Les gustaba, pero no para mi. Afortunadamente no les hice caso.
      Seguí adelante, a pesar de las presiones, a pesar de los malos momentos; me aferré a lo bueno y continué adelante.
     Tiempo después formalicé mi relación, para el disgusto de algunos miembros de mi familia. Desde entonces mi dinámica cambió, tuve que cambiar un poco mis costumbres, lo cual, nuevamente, no fue del completo agrado de las personas más cercanas a mí. Los cambios suelen generar tal reacción en la gente.
      Años después, las cosas se iban tornando un tanto difíciles. No me da pena reconocerlo (no después de tantos años), consideré renunciar a todo, no por falta de amor, sino por problemas añadidos a una, naturalmente complicada, relación. Me separé un tiempo.
     En dicha separación me di cuenta de lo que realmente significaba para mi. No podía vivir así, no me sentía completo. Entonces regresé e hice todo lo que estaba en mi poder para fortalecer la relación, sin importarme lo que pasara a mi alrededor, sin importar lo que dijeran los demás, sin importar las carencias. No podía volver a permitir ésa separación.
     Desde entonces las cosas han ido muy bien. Estoy más feliz que nunca. Hemos tenido nuestros momentos buenos y nuestros tropezones, sin embargo, no puedo concebir mi vida de ninguna otra manera, no puedo imaginarme alejado de mi primer gran amor, EL TEATRO.
     Con el tiempo encontré una maravillosa mujer a la cual amo sin igual. Lo mejor de todo es que ella comprende, acepta y apoya mi eterna pasión por el arte escénico, por mi carrera dentro y fuera de los escenarios. No podría pedir nada mejor. Soy feliz con mis dos amores.
     Espero hayan disfrutado éste cursi relato. Quedo a sus órdenes.

Guillermo Herrera

Facebook: HePa Teatro
Twitter: @HePaTeatro
Google+: Guillermo Herrera (HePa Teatro)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario