lunes, 23 de junio de 2014

Los críticos 2° parte: el crítico y el público

Ya les compartimos nuestras opiniones acerca de la función que realizan los críticos en nuestra comunidad en la primera parte de éste serial (Los críticos: 1° parte). Ahora es importante preguntarnos,  ¿cómo debe hacerse dicho trabajo?
        Empecemos por el principio de que todos podemos y hemos hecho, más de una vez, las labores de un crítico. ¿Quién no le ha dicho a un conocido, ve a ver la película X, esta muy buena; o tal actor/actriz hace un trabajo fenomenal, se la crees de principio a fin? Eso es lo que hace un crítico, ¿o no?

      Si bien, el gusto es una reacción subjetiva a un trabajo visto y eso hace que decir "me gusta o "esta malo" sean respuestas perfectamente válidas para el público general; el crítico debe sustentar dicho "gusto" con cuestiones cognitivas y técnicas. Es decir, tienen la complicada tarea de hacer objetiva una cuestión naturalmente subjetiva. Una tarea nada fácil.

       Ésto último sitúa al crítico entre una "élite" cultural (suena muy rimbombante pero en realidad no es nada del otro mundo, cualquiera puede alcanzarla si así lo desea) que conoce bastante del arte del cual pretende opinar. En el caso del teatro, no sólo debe conocer de literatura, sino de estética, historia, técnica, semiótica entre otras cosas. Dichos conocimientos se obtienen, no sólo de los libros, sino de ser un asiduo público que ha visto, a lo largo de su vida, muchas producciones de teatro, cine y televisión (de ahí que aseguro que cualquiera puede, si así lo desea, formar parte de dicha "élite" cultural). Ésto irá moldeando su gusto y comprensión de lo que vea en escena.
       Hay dos enormes dificultades resultado de la preparación de un buen crítico:
1) Explicar sus puntos de vista al público general.
      Afrontémoslo, la mayoría de la gente, aún aquella asidua al teatro, no hace consciencia de las razones por las cuales les gusta o disgusta un trabajo, simplemente pueden asegurar si es bueno o malo pero no el por qué. Esto se debe a que, aunque les guste el arte, no les interesa conocer los tecnicismos, sólo disfrutar del resultado final. Entonces, llega un cuate que se pone a hablarles con palabras rebuscadas y términos desconocidos, señalándoles las carencias del trabajo que les gustó. Obviamente no aceptarán su punto de vista y crearán una barrera entre ambos. 

    El crítico debe ser suficientemente inteligente para hablar con los demás en términos sencillos, comprensibles y sonar como uno más de ellos (finalmente, lo es. Es, solamente, un público más). Ayudar a los demás a poner atención en los detalles que desconocían, aprender del arte pero sin hacerlos sentir menos. Al contrario, ayudarles a crecer como público.

2) Ver cada trabajo como si fuera el primero.
       El gran Stan Lee tiene como filosofía recordar que cada comic es, en potencia, el primero de alguien. Siempre buscaba ubicarlos, de forma sencilla y rápida, dentro del universo al que estaban entrando. 
       Aunque el mundo de las artes escénicas y el mundo de los comics de superhéroes no sea igual, el mismo principio se debe aplicar. Cosa que es mucho más difícil de hacer que de decir.
     Cada obra debe ser analizada por sí misma quitándonos de la cabeza las preconcepciones que podamos habernos creado al ver otras versiones o historias similares. Esto entra en una enorme contradicción, ya que, por un lado, deben tener un bagaje cultural superior al promedio para poder obtener las bases con las que elaborarán su crítica (no se puede saber qué es bueno y malo sin haberlos visto antes) pero, por el otro, deben dar su opinión como si fuera el primer trabajo que vieran en su vida.

       Definitivamente, la labor de un crítico es increíblemente complicada. Si no fueran tan necesarios en la comunidad teatral, no entendería por qué alguien se quisiera dedicar a dicha actividad.

      Por parte del público, ¿debemos atender ciegamente y aceptar como verdaderas todas las opiniones dadas por un crítico? Definitivamente no. Debemos hacer con los críticos exactamente lo que hacemos con las recomendaciones de nuestros amigos, escucharlas y tomarlas dependiendo de quién vengan. Es decir, no puedes crear una relación con alguien (y eso es lo que un crítico debe buscar crear con el público) basado en la primer crítica que leas/escuches de dicha persona. Sino ir descartando, poco a poco, los críticos cuyas opiniones disfrutes y tengan un gusto similar al tuyo. Ése será el que te podrá recomendar un trabajo que te guste. 
     Estamos apenas rascando la superficie de la difícil labor del crítico teatral. Esperen próximamente una nueva entrega de éste serial. Por lo pronto, quedo a sus órdenes y les comparto nuestras redes sociales para que nos hagan llegar sus opiniones sobre el tema. ¿Han encontrado al crítico indicado para ustedes?

Guillermo Herrera

Facebook: HePa Teatro
Twitter: @HePaTeatro
Google+: Guillermo Herrera (HePa Teatro)

jueves, 12 de junio de 2014

Nuevo inicio

     Primero que nada permítanme disculparme, he descuidado éste blog. Tuvimos una temporada de ensayos pesados y no me di el tiempo de sentarme a escribir. Prometo que no dejaré que vuelva a suceder. Además de eso voy a organizarme para publicar más seguido, al menos 2 veces por semana, y compartirles algo más que simplemente las ideas de nuestro grupo acerca de lo que tanto amamos, el teatro. Así es que vamos a efectuar unos cambios en nuestras publicaciones.
        Ahora, vayamos directos a lo que queremos compartirles:
     Recientemente tuvimos un ciclo que, abruptamente, tuvimos que cerrar, al menos momentáneamente. Ésto nos obligó a crear un nuevo espectáculo antes de lo previsto (un par de meses antes que nos complicaron las cosas), proceso en el que nos encontramos ahora. Lo que quiero platicarles tiene que ver con ése proceso.
     Para subsanar un problema que se estaba gestando en los actores, problema bastante común por desgracia, estoy iniciando el nuevo proyecto de una forma que hace un par de años hubiese considerado impensable. Eso le da un sentido de mayor aventura al, ya de por sí, proceso lleno de incertidumbres y dudas que es comenzar un montaje teatral. No sólo me pregunto si las historias que voy a compartir resultarán interesantes para el público, si la forma de contarlas gustarán, si el tono y el ritmo seleccionados para la pieza mantendrán la atención de la gente, etc.; ahora, además de las dudas tradicionales, me aterra que el proceso seleccionado para trabajar con los actores sea inadecuado para ellos.

     Sin retrasar más lo que quiero decir, el problema que los actores estaban experimentando es la mecanización de los textos. Es decir, se aprendían las palabras tan específicamente que, cuando existía un cambio, no en la idea general sino en una simple palabra, los "descarrilaba" de su camino, se perdían, dudaban qué era lo que continuaba. En su momento, arreglamos el error haciendo ejercicios de escucha y obligándolos a parafrasear el libreto de manera que, se vieran forzados a olvidar las palabras aprendidas y responder a las ideas que les sugerían sus compañeros de escena. Los ejercicios funcionaron y salieron del error, llevando la función a un éxito, recibiendo una gran ovación del público asistente.
      Sin embargo, quiero que no volvamos a caer en ésa falta. Espero que los actores hayan hecho consciente el camino que los llevó a la gloria en la obra anterior para que apliquen lo aprendido desde el inicio del proceso creativo, en lugar de hacerlo como una solución. Como director confío ciegamente en los actores con los que trabajo pero me siento obligado a poner en práctica nuevas formas de hacerlos avanzar. Ése es el motivo de mi nueva aventura.
         El montaje que estamos preparando consiste en 4 obras cortas, cada uno en un tono y estilo diferente. Contrario a lo que los actores esperan de mi, no les he dado los libretos de las cuatro obras a presentar y, de aquellos que ya tienen, no les he dicho qué personajes pretendo que realicen cada uno de ellos. Es más, ni siquiera saben si tengo o no un elenco en mente.
        La idea de éste movimiento es impedirles que se vayan aprendiendo los textos. Obligarlos a trabajar en crear un mundo de ficción, a adentrarse en un universo tonal, a conocer las barreras de un estilo específico (lo cual les va a llevar a crear un personaje completo, al menos ese es el deseo) antes de "mecanizar" las palabras del personaje. 
      Me parece que esto, si bien los incomodará un tiempo, les facilitará la conexión, la escucha y la reacción a los impulsos de los demás. 

      Ése es el experimento que estoy llevando a cabo en estos momentos. Ya les iré contando cómo va ayudando o perjudicando el proceso de los actores. 
      Me gustaría saber qué opinan de la técnica que pretendo aplicar. ¿La han puesto en práctica? ¿Les funciona? ¿Tienen algún consejo que nos pueda ayudar? Les dejo la puerta abierta a todos sus comentarios. Gracias por su lectura.

Guillermo Herrera

Facebook: HePa Teatro
Twitter: @HePaTeatro
Google+: Guillermo Herrera (HePa Teatro)